El próximo lunes 31 de marzo podremos el broche de oro al mes de marzo en nuestro programa semanal de radio «El Rincón del ajedrez», de Radio Victoria. Contaremos con una visita de excepción: Irene Nicolás, vigente subcampeona del Mundo Sub-16.
Pero para ir calentando motores, en nuestra minisección «Cuentos, jaques y leyendas», hablaremos de la mujer y el ajedrez, un asunto que siempre levanta polémica y que no está exento de opiniones.

De partida, nadie puede negar que hombres y mujeres estamos sin discusión igual de capacitados física e intelectualmente para jugar al ajedrez, sobre todo si tenemos en cuenta que, contrariamente a lo que se creía en épocas pasadas, no se necesita ningún tipo de inteligencia superior para su práctica, otra cuestión es que sí que se favorezca la capacidad intelectual de quienes practican el noble juego.
Actualmente, el % de jugadoras federadas representa un escaso 7% . A finales del siglo XX este porcentaje era aún más bajo y se situaba en un pobre 5%. Si atendemos a la lista actual de la FIDE (ELO febrero 2014), únicamente la húngara Judit Polgar (sin duda la mejor ajedrecista de todos los tiempos) aparece entre los 100 primeros jugadores. Ocupa el puesto nº 56 del ranking mundial. La siguiente mujer es la china Yifan Hou, en el nº 149.
Es cierto, es más, resulta irrefutable que existen argumentos políticos, históricos y sociológicos que pueden explicar de alguna manera estas diferencias de género. Es decir, al igual que en otros muchos ámbitos, no solo el ajedrez, la mujer se ha visto en muchas ocasiones desplazada y subyugada en detrimento del hombre, privándolas de unas mismas oportunidades para el acceso del conocimiento en general. Más aún si este conocimiento viene inferido a través de un juego, y es que hay que recordar que, en determinadas épocas, el juego era una actividad reservada para el hombre. Basta mencionar en este punto que las mujeres, por ejemplo, no podían participar en los Juegos Olímpicos del mundo clásico. El barón Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos (1894), debió heredar mucho de sus antepasados cuando afirmaba que el papel que las mujeres debían desempeñar en unos Juegos Olímpicos era, sobre todo, el de coronar al vencedor.
Sin embargo, las diferencias competitivas que se dan en otros muchos campos y disciplinas deportivas, y que también eran propias del hombre, no son tan extremadamente exageradas como ocurre en el ajedrez. Es decir, tener solo a 2 mujeres entre los 150 mejores jugadores del mundo representa un 0,01%, un porcentaje tan residual que nos debe hacer sospechar que las respuestas a este enigma deben tener otros diversos motivos. Por tanto, no deberíamos simplificarlo todo con un único enfoque histórico de corte misógino. Pero entonces, ¿cuáles con las claves que explican esta circunstancia? ¿Qué teorías existen al respecto?
De esto y mucho más hablaremos el próximo lunes en “El rincón del ajedrez”, justo antes de la entrevista.
No os la perdáis.
La mujer y el ajedrez, ¿un debate de género? http://t.co/edJoHjVPM0