Como no quiero aburrriros ni tender trampa alguna al escaso tiempo del que disponéis, ya os aviso que las próximas entradas del blog serán intensas y a veces extensas. Sin embargo, para aligerar la densidad de palabras, no escribiré una cronología pormenorizada del Congreso, sino que repasaré los momentos, a mi juicio, más interesantes del mismo. Si no te encuentras con ánimo mientras estas leyendo esta introducción, déjalo mejor para otro día, pero si estás interesado y con ganas de aprender, prometo no defraudar.
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Con el gran Leontxo García |
Empecemos por la primera entrega. El filósofo, investigador, pedagógo y reconocido sociólogo José Antonio Marina nos habló de La inteligencia y el ajedrez. Explicó con suma claridad qué es la inteligencia ejecutiva, que viene a ser aquella inteligencia que dirige y decide todos los procesos de evaluación del cerebro. Diferenciamos así entre dos tipos de inteligencia, que bien pueden imaginarse como dos pisos o niveles dentro de nuestro cerebro: abajo, la inteligencia generadora; y arriba, la inteligencia ejecutiva.
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Funciones ejecutivas |
En el piso de abajo encontramos las ideas, los sentimientos, los impulsos, las imaginaciones que todos vamos generando… En palabras de Marina, «se trata de la sala de máquinas» del cerebro, una sala de máquinas que nunca para y que envía información de forma constante al piso de arriba para su procesamiento. Desde este nivel superior, a través de la inteligencia ejecutiva, es desde donde cada persona ordena, selecciona, decide y ejecuta todas las operaciones mentales que le vienen dadas desde el piso inferior. Para mayor claridad, un ejemplo: la habilidad en la toma de decisiones de cada persona se pone en marcha en este sistema superior y consciente.
Otra cuestión relacionada con lo anterior es la siguiente: a diferencia de la inteligencia artifical, la inteligencia humana es experta en reconocer patrones, es decir, podemos procesar mucha información y en muy poco tiempo si esta información nos viene dada a través de unos patrones que ya reconocemos de un modo automático gracias a nuestra experiencia previa. Aquí por tanto estamos en el nivel inferior, no procesamos, sino que activamos el piloto automático. Existen innumerables ejemplos cotidianos de reconocimiento de patrones: si vas conduciendo y ves pasar una pelota delante de tu vehículo, automáticamente frenas y esperas ver a algún chico que intenta cruzar por el lado desde donde vino la pelota. Esto es importante que sea así porque mediante el reconocimiento de patrones ahorramos mucha energía y «reservamos» la atención para otras situaciones.


si aplicamos nuestros esfuerzos educativos y sociales a potenciar las funciones ejecutivas de nuestros hijos, estaremos ayudándoles a pensar de un modo más eficiente, a planificar y valorar la información de la que disponen, a manejar sus impulsos, a comprender mejor el complejo mundo que les rodea y a mejorar sus relaciones socio-afectivas con su entorno. Serán personas más inteligentes y capaces. O lo que es lo mismo: serán mejores personas.
Clase de ajedrez con los chicos de «El Pollito Inglés» |
- Activación cognitiva. No todo el mundo «activa» pronto y bien su capacidad de atención. Con la práctica del ajedrez se ayuda de un modo directo al desarrollo de esta habilidad.
- Inhibición de la respuesta impulsiva. En el ajedrez se inhiben contínuamente todos los impulsos, toda información que proviene de la inteligencia generadora. Primero hay que valorar la información, luego establecer un plan y después ejecutarlo.
- Memoria de trabajo. Explicada con sencillez, la memoria de trabajo sería la capacidad de activación de nuestra memoria para la comprensión de cualquier información. Los ajedrecistas utilizan muchísima memoria de trabajo durante una partida.
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Teresa y Paco antes de una partida. El respeto siempre presente |
- Planificación y organización de metas. Algo muy evidente para todo aquel que comprenda los conceptos estratégicos más fundamentales del ajedrez. Todo jugador debe tener un objetivo a largo plazo, un qué quiero hacer, una estrageia. El modo de llevarlo a cabo constituye la táctica, el cómo voy a hacerlo. El contínuo juego entre corto y largo plazo requiere una mínima organización y trabajo mental.
- Metacognición. Marina explicaba con un ejemplo que «no es lo mismo que un niño sepa lo que está haciendo a que no lo sepa. No es igual por tanto decirle ponte a dibujar que dime qué vas a dibujar«. En la enseñanza del ajedrez se motiva y potencia la metacognición de un modo natural y lúdico: ¿qué jugadas crees que hará tu rival? ¿Qué harás tú entonces?
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Aquí con José Antonio Marina |
Magnífica nota amigo. Un abrazo
Muchas gracias, Gustavo. Me alegra mucho saber que el artículo valga la pena no solo para quien lo escribe. Habrá más, prometido.
Un abrazo desde Málaga
Extraordinaria iniciativa Manuel. Seguiremos tu blog con el mayor interés. Javier
Gracias, Javier, por tu comentario. Saber que hay gente que muestra interés en lo que publico en este humilde blog es una satisfacción inmensa. Así que pronto podrás asomarte de nuevo por esta «ventana trebejera» y leer más cositas.
Saludos amistosos y ¡buen ajedrez!
Es muy bueno la nota, gracias!
Muchas gracias, Germán. En unos días colgaré otra entrada que espero también sea de tu interés.
Un saludo